viernes, 7 de agosto de 2009

EL PENSAMIENTO DE PLATÓN

§ 1 Los antecedentes del pensamiento de Platón.
El pensamiento de Platón se nutre de todo el pensamiento anterior, desde el origen, esto es, desde Tales de Mileto (siglo VI a. Cristo) hasta el pensamiento de su época. No se crea que su formación fue exclusivamente filosófica, contemporáneo de grandes trágicos y poetas fue formándose durante su juventud con la lectura de poetas, y de trágicos, sobre todo Sófocles y Eurípides. Refiriéndonos a las fuentes, en el ámbito filosófico y científico podemos distinguir entre fuentes remotas y próximas.
a] Fuentes remotas: De los milesios el tema de la naturaleza y del principio. De Los pitagóricos, la doctrina de los números, así como la de las figuras geométricas que le permitió desarrollar la doctrina de los sólidos regulares que se halla explicada en el dialogo tardío Timeo; y lo más importante la dimensión matemática del pensar que le lleva a poner a la entrada de la Academia: «que nadie entre que no sepa matemáticas». De Parménides la idea de unidad y el pensar deductivo, lógico-formal y de Heráclito, el pensar dialéctico.
b] Fuentes próximas: se refiere a los contemporáneos de Platón, o un poco anteriores. Aquí debemos citar ese fermento que fue la sofística, especie de hombres ilustrados que sabían de todo, que lo sabían todo y todo podían enseñar. Y Sócrates, maestro de Platón.
§ 2 El marco histórico, sociocultural e filosófico.Se refiere a la realidad presente, que puede contemplarse en una triple óptica: histórica, porque el pensamiento de Platón corresponde a un momento del pasado y es un acontecimiento fechable históricamente, cultural, porque, además se trata de un fenómeno cultural ya que lo que se hace o piensa y escribe corresponde a la dimensión cultural del hombre y filosófico porque Platón es uno de los filósofos del que se conserva un sistema completo de filosofía: el idealismo y el dualismo, que se ha proyectado a través de las edades hasta el presente.
a] Marco histórico. Su vida y su pensar se despliegan entre los siglos V y IV antes de Cristo. Como centro se sitúa su ciudad natal: Atenas. En su tiempo tiene lugar el auge y decadencia de Atenas. Atenas vence en las Guerras Médicas. Forma la liga de Delos con sus aliados lo que le dará una hegemonía extraordinaria. Hay bienestar y se trabaja en la reconstrucción y en la Acrópolis que había sido saqueada y sus templos destruidos. Pericles instaura un régimen democrático y elegido repetidamente se rodeó de filósofos, sofistas, artistas y poetas de toda clase. En su tiempo, Atenas se convirtió en un foro de debate y de intercambio de opiniones, también fue un centro comercial de primer orden. Después vino la guerra del Peloponeso, entre Atenas y Esparta, que acabará con la derrota de Atenas.
b] Marco sociocultural y filosófico. Lo que dominaba era la preocupación por el hombre entendido, no como ser individual sino como polités, esto es, como ciudadano, en su dimensión político social. La figura del sofista (maestro en sabiduría) es importante. Los dos elementos a destacar son: el relativismo de los sofistas y la reacción de Sócrates.
Los sofistas: se habían desprestigiado por cobrar por sus enseñanzas y aido en el relativismo cuando no el el escepticismo. Y Sócrates, que reaccionó contra dicho relativismo señalando que hay verdades y principios permanentes, esto es, universales y necesarios.
Caracterizamos a Sócrates por su método, por su actitud ante la vida, y por las ideas que tuvo. El método es el gran hallazgo de Sócrates. Lo llamamos dialógico, para diferenciarlo del de Platón, que es dialéctico, y porque se desarrolla en el diálogo entre dos interlocutores. Los momentos del método son: la ironía, momento negativo, y la mayeútica, que corresponde a la fase positiva en que el interlocutor accede a desvelar la verdad que lleva dentro. La actitud de Sócrates ante la vida, ante los problemas del conocimiento, ante la sociedad y ante la muerte es ejemplar, de una consecuencia insobornable, por eso la filosofía no es solo camino de conocimiento, sino camino y orientación vital. Las ideas en fin de Sócrates, vienen a ser un mero esbozo de la teoría de las ideas de Platón. Esta doctrina platónica, no obstante está muy inspirada en Sócrates. Ahora bien, si tenemos en cuenta los diálogos de primera época (socráticos) veremos que no llegan a nada, que no concluyen y es que, después de haber discurrido con alguien, y mostrando Sócrates lo inane del saber, cuando este le pregunta a Sócrates qué opina sobre el asunto que han estado tratando, responde diciendo que no es asunto suyo exponer opiniones ni formular teorías; su papel consiste en examinar a los demás. Por su parte solo sabe una cosa: que no sabe nada.
§ 3 Repercusión y vigencia del pensamiento de Platón. LaAdemia.
Fundador y director en ella ejerció un magisterio eficaz, que se prolongó en el tiempo hasta el fin del Imperio Romano. En ella se formaron Eudoxo, Aristóteles, Jenócrates, Espeusipo, etc
.
Platonismo y Neoplatonismo e idealismo. La herencia de platón da lugar al platonismo y más adelante, con la relectura de los diálogos surgen nuevas interpretaciones de su pensamiento, dando lugar al neoplatonismo, en la antigüedad Plotino. El cristianismo: Gracias a Platón el cristianismo puede defenderse con argumentos filosóficos. Durante la patrística, que en occidente culmina con S. Agustín; y despué, en la Edad Media con la escolástica, que en buena medida bebe en las fuentes de platón a través de S. Agustín. En el mundo occidental: Renacimiento, Barroco, Ilustración... hasta Hoy

A. PLATÓN: VIDA
Nace en Atenas o Egina el 427 a. C. En el seno de una familia aristocrática. Su infancia y adolescencia discurren durante las guerras del Peloponeso (431—404 a. C.) entre Atenas y Esparta. Sabemos poco de su vida personal. Debió recibir una educación esmerada y completa, estudió a los poetas, a los grandes trágicos, los escritos e investigaciones de los primeros filósofos, las técnicas oratorias de los sofistas. Y como ciudadano sirvió en el ejército, en la caballería por su posición social, participando activamente en alguna de las batallas, de Tanagra, de Delio, con suerte más bien adversa para las armas atenienses. A los 18 años, ( en el 409) conoce a Sócrates.
En el 404 es derrotada Atenas, cae el gobierno constituido y se instaura el régimen de los Treinta Tiranos, entre los que se encontraba Critias, tío suyo. Después se produjo una violenta reacción democrática, todo lo cual le llevará a apartarse de un modo definitivo de la política activa.
En el 399 el nuevo régimen democrático someta ajuicio por impiedad (asebeia), condena a muerte y ejecuta a Sócrates, el más justo de todos los hombres. Platón asiste al juicio, poro no a la ejecución. Se retira a Megara, con Euclides.
Regresa a Atenas en el 396. Sirve en la caballería. Participa en la batalla de Corinto, donde Atenas, de nuevo, cae derrotada por Esparta.
Cerca ya de los cuarenta años Platón emprende un viaje a la Magna Grecia (Italia) y Sicilia. En Siracusa convierte a la filosofía a Dión el joven, cuñado del tirano de Siracusa Dionisio el viejo. Es expulsado de la ciudad. Durante el viaje es apresado y vendido como esclavo en Egina. Pero es comprado y liberado por Anicernis, filósofo pitagórico. De regreso a Atenas, funda la Academia. Tal vez con el dinero del rescate (hacia el año 387 a. C.). Se inicia un periodo de vida intelectual muy fecundo e importante.
El 367 muere Dionisio el Viejo, tirano de Siracusa. La sucede Dionisio el joven, sobrino suyo. Al año siguiente (el 366) Platón emprende su segundo viaje a Sicilia. Tampoco esta vez tendrá suerte. Su amigo Dión es desterrado y Platón cae de nuevo Prisionero, hasta que se le permitió salir. Durante este tiempo en que Platón se encontraba ausente de Atenas, ingresa en la Academia Aristóteles. A su regreso de Sicilia presenció los juegos Olímpicos.
En el 354 se entera de la muerte de su amigo Dión, asesinado tras fracasar un golpe de estado. En el 347 muere. Escribiendo, dice Cicerón, en el aniversario de su nacimiento. Es enterrado en el Jardín de la Academia.
B.— PLATÓN: OBRA. DIÁLOGOS Y CARTAS. El Menón
PRIMER PERIODO: Diálogos Socráticos. Tienen como objeto principal la figura de Sócrates. Este periodo se extiende hasta el primer viaje que hizo a la isla de Sicilia (unos 12 años, desde los 28 años que tenía Platón cuando murió Sócrates en el 399 a. C. Hasta los 40 años en que regresa de Italia y funda la Academia). Diálogos: Apología, critón, Laques, Hipias I y II, Protágoras, Gorgias, República I
PERIODO MEDIO. Diálogos de madurez y perfección. Dura los 20 años siguientes (de los 40 a los 60 años). Años de Academia, antes de su segundo viaje a Sicilia. En un periodo tan dilatado no resulta sencillo ubicar los diálogos en un riguroso orden cronológico. En estos diálogos aparece la figura de Sócrates, pero expresa las ideas, los pensamientos de Platón. En Menón, que pasa por ser el diálogo que abre este periodo, se utiliza el método socrático en sus dos momentos: ironía y mayéutica; el personaje principal del diálogo sigue siendo Sócrates, pero Platón enuncia ideas que son suyas, productos de su meditar sobre el pitagorismo y sobre Parménides que ejerció sobre Platón una influencia saludable. Diálogos: Menón, Fedón. República, Banquete, Fedro, Eutidemo, Menexeno, Cratilo.
PERIODO FINAL: Diálogos de vejez. Son los 20 años siguientes, hasta su muerte, a la edad de 80 años. A menudo Sócrates aparece como personaje secundario, como alguien que no interviene directamente en la acción. Diálogos: Parménides, Teeteto, sofista, político, critias, Timeo, Leyes.
Los dos diálogos que entran para su estudio: el Menón y el libro VI de la República son dos obras de las más representativas del periodo de madurez de Platón.

EL DIÁLOGO PLATÓNICO Menón
El diálogo Menón fue escrito a poco de volver de su primer viaje a Italia, poco después de fundar la Academia (Hacia el 388 s. J. C.). Corresponde al periodo de madurez de Platón. Otros diálogos de este periodo son: Fedón, República, Banquete, Fedro, Eutidemo, Menexeno, Cratilo. En este periodo de madurez Platón desarrolla uno de los sistemas más perfectos de Filosofía, que aún es vigente, y constituye la base el fundamento, para toda dialéctica y todo idealismo. Como se trata de un diálogo, el personaje principal sigue siendo Sócrates, pero el pensamiento es de Platón.
§ 1 Menón: argumento.
PRIMERA PARTE: Ironía. ¿Puede enseñarse la areté? —pregunta Menón cuando se encuentra con Sócrates. Sócrates responde: «no he encontrado a nadie que supiera qué es la areté» (70a —71b)
—Investigación de la areté. Menón habla de las distintas clases de virtud. Sócrates se refiere a la unidad esencial de todas ellas (71e —73c)
— Menón esboza una primera definición de la areté: «la capacidad de mandar». Sócrates dice: «es una virtud particular, no la virtud»; y para ilustrar el camino (método) que debe seguirse, sugiere dar una definición general de figura («el límite de los cuerpos») y de color a la manera del sofista Gorgias (ejemplo ilustrativo de lo que debe evitarse: no lleva a la verdad ni al conocimiento) (73d —77a)
—Segunda definición general de virtud: «El deseo de las cosas bellas unido a la facultad de proporcionarlas». Sócrates analiza y critica las dos partes de esta definición (77b —79e). Comparación con el pez torpedo. Intermedio. Problema: ¿Cómo es posible encontrar una cosa de la que nada se sabe?
SEGUNDA PARTE: Mayéutica
— Tema de la reminiscencia (platónico). Sócrates verifica esta teoría en un esclavo analfabeto de Menón. Dilucida los fundamentos de la geometría, comprendiendo un difícil teorema matemático que el esclavo ignoraba por completo (81a —81c). Sócrates interrumpe la demostración para introducir algunas observaciones relativas a la ignorancia o falta de aprendizaje del esclavo. Vuelta a la discusión y a las preguntas, exponiendo las opiniones verdaderas (81c —86b)
—Nuevo planteamiento del problema de la areté y del método que hay que seguir. analiza, en hipótesis las condiciones necesarias para que la virtud pueda enseñarse. Indaga si existen o no las virtudes. ¿Son un don natural, una ciencia, un producto del estudio? Dificultades. Problema: ¿Hay maestros de virtud? (86c —90b)
—Aparece Ánito: la areté es enseñada por los ciudadanos virtuosos. Sócrates examina algunos casos contrarios a esta regla: Pericles, Temístocles. (90b —94c)
—Prosigue la conversación con Menón: «La virtud no se enseña» ¿Qué es la areté?: «Una opinión verdadera». Expone la relación entre «opinión verdadera» y «ciencia» y recapitula sobre los puntos admitidos hasta entonces (95c —99b). Concluye con la idea que, al parecer, la virtud es un don divino.

§ 2 Menón: Personajes
MENÓN. Tesalio de la ciudad de Larisa. Testimonios posteriores dicen que fue un sofista. En este diálogo aparece como un aficionado rico que cultiva la ciencia más por gusto que por ofocio. No tiene la fatuidad ni la grandilocuencia de los sofistas y hasta parece deferente con Sócrates, quien, a su vez, le trata como a un amigo, no como un adversario. Posee una indiscutible cualidad filosófica: la inquietud por el saber. Pero esta inquietud, por desgracia, no se mantendrá al final del diálogo, tal vez porque no estuviera demasiado arraigada.[*].
SÓCRATES. Personaje muy bien diseñado y que responde, en cuanto al método que emplea y al modo de conversar, al Sócrates histórico y real: conversador, dialogante, buscador de la verdad. Pero también responde al pensamiento de platón, que, en este diálogo enuncia principios fundamentales de su pensamiento: la preocupación por la geometría, la teoría de la reminiscencia que tienen que ver con la teoría de las ideas.
EL ESCLAVO. Esclavo de Menón. Analfabeto o semianalfabeto, desconocedor de las letras y, sobre todo del cálculo y del análisis geométrico, pero con inteligencia natural. No tiene una personalidad definida, ni siquiera tiene nombre.
ÁNITO. Tiene una personalidad viva y dramática. Es un político influyente. defiende la idea: «los maestros de areté son todos virtuosos, en especial, los estadistas». Sus respuestas breves, tajantes y desdeñosas, muestran la actitud fanática y el rencor que suele sentir el hombre de acción sobre el hombre de pensamiento. Su odio no tiene nada teórico: amenaza. Y sus advertencias tienen un marcado acento trágico: evocan anticipadamente el hecho de la condena de Sócrates, hallado culpable por la asamblea or no pensar como todo el mundo.

La imagen que nos da Jenofonte sobre Menón es bastante acertada y coincide con el juicio de Koyré al presentárnoslo como una especie de mercenario más afanoso de lograr una ganancia fácil que de una preocupación verdadera por los problemas del intelecto. De Menón señala Jenofonte: «deseaba a toda costa enriquecerse, quería mandar para obtener más, pretendía recibir honores para incrementar sus ganancias y buscaba la amistad de los poderosos. Para no recibir el castigo de sus atropellos. Para conseguir lo que deseaba, tenía la idea de que el camino más corto era el perjurio, la mentira y el engaño. En su opinión la sencillez y la bondad eran lo mismo que la necedad» (Anábasis II, 6, 21). Y siguiendo con este retrato moral Jenofonte añade: intentaba utilizar a los piadosos y buscadores de la verdad como si no fueran hombres, enorgulleciéndose de su capacidad para el engaño, para urdir mentiras y para mofarse de sus amigos» (II, 6, 25). Finalmente, sobre su muerte nos ha quedado este testimonio: «Cuando los generales griegos que hicieron la expedición militar al lado de Ciro contra el rey [Artajerjes] fueron condenados a muerte, el [Menón], a pesar de haber hecho los mismo [que los demás generales], no fue condenado. Pero después de la muerte de los demás estrategos fue castigado por el rey a morir no como Clearco y el resto de los generales, que fueron decapitados, muerte que parece más rápida, sino que se dice que alcanzó la muerte viviendo torturado durante un año, como corresponde a un malvado».
§ 3 Menón: Temas Principales:
1.— El método socrático, en sus dos momentos: ironía y mayéutica
2.— La virtud o excelencia. La virtud en su unidad: «buscando una virtud, dice Sócrates, me he encontrado con un enjambre de virtudes que están en tí» (72ª). La virtud será una esencia (o eidos) permanente (72d). Si hay o no una ciencia de la virtud. Si esta, la virtud, puede o no enseñarse. La relación entre la virtud y las virtudes.
3.—Saber y virtud. Al principio del diálogo (70ª —71d): «me reprocho, dice Sócrates, no saber sobre la virtud absolutamente nada»
4.—El problema del conocimiento. Saber es recordar. La reminiscencia (81ª —82) «El investigar y el aprender son reminiscencia» (81d). La relación del recuerdo con el conjunto de su filosofía, y en especial con la teoría de las ideas. El saber matemático como antesala del mundo ideal..
5.—Píndaro y la transmigración de las almas (metempsicosis)
6.—Ciencia (episteme) y Opinión (doxa) (98ª): las opiniones verdaderas no gustan permanecer mucho tiempo, sino que se escapan del alma del hombre

C.— PLATÓN: DOCTRINA
PRIMERA PARTE: EL MUNDO FISCO Y EL MUNDO IDEAL (LA TEORÍA DE LAS IDEAS)
La imagen que nos ofrece Platón es la de un filósofo dualista. El dualismo lo impregna todo, tanto la imagen del mundo, como la imagen del conocimiento. Hay, pues, dos mundos y tenemos dos facultades (fundamentales) que lo captan: la opinión y la ciencia, y esto en el hombre se traduce en el cuerpo y el alma.

§ 1 LOS ESTADOS DE LA MENTE. Nuestra mente puede encontrarse en tres estados
a.— La ignorancia (Agnosía). No es propiamente un estado mental, por ello no romperá la dualidad del conocimiento. La ignorancia es ignorante de su propia ignorancia. Esta es la ignorancia absoluta, insuperable. Pero hay una ignorancia más moderada y que tiene una importancia extraordinaria, porque de esa ignorancia procede el saber. Se trata de una ignorancia turbadora, perturbadora muy atestiguada en Sócrates y, por supuesto, en Platón. En el Menón señala:«la ignorancia y el desconcierto conducen al deseo de saber» (84 c).
b.— La opinión (doxa). Es un estado de la mente mutable, cambiante, muy inestable. Se funda en los sentidos y nos proporciona un conocimiento sensorial y material, sumamente engañoso. (Veo el bastón metido en el agua como quebrado, pero sé que sigue recto). En este ámbito de la opinión desvalorizada se desarrollará la física, que en Platón no alcanzará el rango de ciencia, ni de conociimiento verdadero. La física para Platón es mera opinión.
c.— El conocimiento (Gnosis). Es el estado de la mente más importante. Mediante él conocemos y poseemos la vedad, fin supremo al que se dirige la inteligencia. Su ambito es muy complejo. En principio podemos distinguir dos órdenes de conocimiento: un conocimiento racional discursivo, fundado en la razón matemática que capta las esencias, los números y las magnitudes; y un conocimiento racional intuitivo, que alcanza la realidad suprema de las ideas inmutables y eternas.
§ 2. La línea cortada y el mito de la caverna los grados del conocimiento
Los grados del conocimiento los expresa en dos apartados de la República, el final del libro VI (la línea cortada) y al comienzo el libro VII (mito de la caverna). Son las dos grandes imágenes que pudieran resumir el pensamiento platónico.

a.—La línea cortada.
FORMAS A
CONOCIMIENTO: NOESIS
Razonamiento puro.
Abstracto, dialéctico
Visión intuición de los primeros principios
En cuanto primeros principios y especialmente respecto a la Idea del Bien
En cuanto a puras hipótesis que nos elevan a los primeros principios.
FORMAS B
CONOCIMIENTO: DIANOIA
Deducción hipotética. racionamiento matemático. Razón discursiva.
Conocimiento científico (abstracto)
En cuanto hipótesis matemáticas especialmente aquellas que corresponden a términos matemáticos y cosas visibles como imágenes y representaciones.
COSAS VISIBLES C
Opinión: pistis
Creencia
Animales plantas.
Productos artificiales, etc.
COSAS VISIBLES D
OPINIÓN: EKASÍA.
Ilusión, conjetura, aturdimiento
SOMBRAS. REFLEJOS
Otras imágenes


























b] Mito de la caverna (resumen): Los hombres que viven en este mundo visible son como los prisioneros encadenados en el fondo de la cueva. Nunca han visto la luz del sol, pues la única entrada a esta gruta está a sus espaldas, y se encuentra tan lejos que hasta allí no llega ninguna luz procedente del exterior. Detrás de los prisioneros, sin embargo, brilla la luz de un fuego que tampoco pueden ver, por estar a sus espaldas, pero sí pueden observar las sombras agrandadas de los objetos, personas y cosas que pasan por delante del fuego, y que se reflejan en la pared del fondo de la cueva hacia la cual miran. Los prisioneros solo pueden contemplar las siluetas de los objetos, y las voces que de ellos proceden cuando van hablando, pero no pueden ver de dónde proviene la voz y las figuras.
Esta es, en el sentir de Platón, la condición del hombre mientras vive su alma encerrada en la cárcel del cuerpo.
A partir de aquí podrá iniciarse un camino ascendente, un camino de liberación hacia la verdad y el conocimiento, hacia la propia realidad, el ser, el ideal, que no es de este mundo. Platón lo explica de manera alegórica. El camino tiene tres momentos:
1º] Se libera a un prisionero. Tendrá la posibilidad de contemplar las cosas sensibles, visibles, materiales, por sí mismas. El fuego de la hoguera como fuego, los sonidos y cosas como sonidos y cosas tal como los ve cruzar por la pasarela. Es el ámbito de la physis.
2º] No acaba aquí el conocimiento. Una vez realizada esta experiencia, se le insinúa a que emprenda una ardua ascensión: el camino hacia la verdadera fuente del saber, que se encuentra fuera de la caverna. Cuando llegue arriba quedará por completo deslumbrado por la luz del verdadero sol. Deberá acostumbrarse, y no sin esfuerzo a esta nueva situación. Nos encontramos en el ámbito de la razón matemática, un camino preparatorio pero necesario, para el último y más decisivo paso.
3º] Cuando, tras una esmerada preparación, el sujeto que emprendió el camino ascensional, se halla preparado para contemplar de frente, sin intermediarios, la luz del sol, fuente de todo; entonces ha llegado a la meta suprema del conocimiento. El sujeto tiene una intuición (una visión intelectual, directa) de que el sol es la causa de todo. El sol, como fuente de luz, se identificará con la Idea de Bien, que es la Idea Suprema.
Los grados del conocimiento: Hay cuatro grados. Dos grados pertenecen al mundo de la opinión y los otros dos pertenecen al mundo del conocimiento (episteme o ciencia). Al mundo de la opinión pertenecen:
1º] Las conjeturas (eikasía). Un saber de sombras agrandadas. Es lo más parecido a la ignorancia, si bien la ignorancia no será absoluta, total.
2º] La imaginación, la fe (pistis). Nos encontramos en un mundo de objetos materiales, perceptibles por los sentidos: plantas, animales, seres artificiales. La característica de estos seres es su dinamismo, su movilidad, por lo que no tienen una esencia fija, definida. De ahí que el saber que los contiene, la física, no sea todavía una ciencia. La facultad que aprehende esos objetos cambiantes es, por lo mismo una facultad mutable, la opinión. Este ámbito corresponde al prisionero que, liberado, contempla directamente la luz del fuego y los objetos que ilumina en el interior de la cueva. La inestabilidad y cambio están simbolizados en la llama, así como en los objetos que deambulan sin parar por la pasarela y que, al estar en continuo movimiento no tienen una esencia fija.
Resumen del mundo de la opinión: El mundo de la doxa, que incluye estos dos ámbitos que acabamos de señalar, es el mundo de las opiniones cambiantes y mutables. Corresponde al mundo de aquí abajo, el mundo sensible y perceptible en que nos encontramos. Es un mundo sumamente inestable, carece de esencia fija, de verdadero ser. Más bien no es, pero su no ser no es absoluto. Algo de ser tiene. Por ello se trata de un mundo referido a... otra realidad más esencial, estable y fija: las ideas, el mundo ideal. Este referirse a otro mundo más esencial, suponen la intervención de conceptos de mímesis (imitación) y de participación, que son centrales en el pensamiento de Platón. El mundo sensible y visible es, en la medida que imita el mundo ideal y participa de él. Este mundo superior, perfecto, arquetípico y esencial, es el mundo de las ideas que se nos abrirá en los siguientes grados del saber.
Al mundo de la episteme pertenecen:
3º] La razón matemática (Dianoia). Simboliza el camino ascendente hasta la salida de la cueva, donde se encuentra el verdadero mundo, eo mundo ideal. La metáfora supone dificultad, esfuerzo constante y sostenido, por la fuerte ascensión y por las tinieblas del camino que la dificultan, hasta llegar a la claridad diurna que simboliza la claridad de los arquetipos e ideas. Mas cuando se llega a lo más alto (la salida) es tal el deslumbramiento que se produce, que tendrá que parar mucho tiempo para acostumbrarse al nuevo resplandor de la verdad. Mientras tanto, en el interior de la cueva, junto a la salida, a resguardo de la brillantez del sol, permanecerá iniciandose en una nueva tarea. Tarea de habituación a ese nuevo mundo al que todavía no ha podido enfrentarse y mirar a la cara. Se trata de una etapa necesaria del conocimiento. Y conocerá el verdadero ser, las ideas, pero no en sí mismas, sino reflejadas en la transparente quietud de las aguas de un lago, esto es, de un modo indirecto. O, cuando de noche contemple el cielo nocturno con su rosario de estrellas, constelaciones, nebulosas y galaxias. Este es el ámbito de las figuras matemáticas, de las magnitudes. Se trata de un saber hipotético. Un mundo de esencias, previo al de las ideas, desde el que se postula, pero no se llega.
4º] La inteligencia (Nus). Es el grado de conocimiento supremo. Cuando uno se habitúa a la verdad, al contacto directo con las esencias mediante el ejercicio de la razón (matemática) señalado en el apartado anterior, entonces puede abrirse un nuevo ámbito a la intuición. Nos metemos de lleno en el mundo de las ideas. De las ideas no hay ciencia, sino contemplación directa, intelectual. Es el verdadero mundo lo que contemplamos en su prístino ser, en su pura y desnuda esencia. Esta contemplación directa, inmediata, es, una especie de intuición (o visión inmediata) de los eidos: las formas, los arquetipos o modelos ejemplares: el Bien en sí, la Belleza en sí, la Verdad en sí, la Justicia en sí.

§ 4 EL CAMINO DEL CONOCIMIENTO. LA DIALÉCTICA
Hay dos mundos, tres estados mentales, cuatro grados del saber. Hay, pues, orden, jerarquía y grados. Nos interrogamos por el camino (méthodos) que conduce a ese orden. Método significa camino, camino transitable, que conduce a un fin, la verdad. Hasta ahora hemos visto un camino ascendente, de lo inferior a lo superior, de la ignorancia al saber, del error a la verdad. Hay otro camino que puede seguir la ruta contraria; que vaya de lo superior a lo inferior, de las causas a los efectos, es un camino más deductivo, el camino, en Platón recibe el nombre de dialéctica. Hay una dialéctica ascendente y
una dialéctica descendente.
a) Significado de dialéctica. Se ha definido la dialéctica como el arte de la discusión por medio del diálogo. En el suelen intervenir dos interlocutores que, poniendose de acuerdo sobre el objeto de la discusión, avanzan a base de preguntas y respuestas, hacia el fin, la conclusión, que es la verdad. En este arte, Sócrates, maestro de Platón, fue un consumado maestro. La dialéctica en Platón es una forma de pensar, también un proceso científico de investigación, de conocimiento y de sistematización de la realidad.
b) La dialéctica ascendente. Es el camino de la mente hacia el conocimiento de las esencias, (los eidos, las ideas). El camino hacia arriba es un camino hacia dentro, un camino interior, siguiendo la enseñanza so
ocrática. Por este camino, se pasa por diversos grados hasta alcanzar la contemplación intuitiva de las ideas en su verdadera esencia.
c) La dialéctica descendente. Es el camino inverso. Parte de las ideas y se dirige a las cosas. Las ideas con la causa, el modelo, el arquetipo de las cosas. Este camino opera por análisis de las ideas y es un camino deductivo.

§ 5 LA RELACIÓN ENTRE LOS DOS MUNDOS. EL MUNDO IDEAL.
Si hay dos mundos es natural que nos preguntemos por cuál es el verdadero. No podrá serlo el mundo sensible y visible, porque es aparente y engañoso, representa una realidad muy inestable y cambiante. El verdadero mundo será, pues, el mundo ideal. Para verlo mejor, retaremos de examinar. Para verlo mejor nos interrogaremos:
1º Qué es idea y qué clases de ideas hay. Y 2º Cómo mostrar que existe el mundo ideal, esto es: cómo y de qué manera las cosas imitan y participa de su ideal, esto es, del mundo de las ideas.
Noción de idea. Con el término idea Platón se refiere al eidos. La forma (morphé), la figura (eidos), la esencia (ousía), el género (génos), la unidad (monas, hemas), el aspecto verdadero de una cosa, etc. Platón emplea una pluralidad de términos.
Las ideas son las realidades del mundo superior, los arquetipos, los modelos ejemplares, las causas de las cosas. Lo blanco, p. e. es una propiedad, una cualidad que se da en más o en menos en ciertos objetos de nuestra experiencia. Decimos que una cosa es más blanca que otra (la tiza, más blanca que el papel o la pintura del techo) porque se acerca más al ideal de blancura, si bien la tiza, si se la examina de cerca también presenta imperfecciones. El blanco en sí, el blanco ideal, no es una propiedad de este mundo (sensible), es un eidos, que en estado puro solo se encuentra en el mundo ideal. Y esto que decimos del blanco puede aplicarse a otras cosas.
La imitación (mimesis). Si las ideas son los modelos ejemplares, entonces las cosas imitan las ideas. El concepto de imitación es importante. supone la existencia de un modelo original. El triángulo en sí, ideal, perfecto, es un modelo, un arquetipo, de modo que todos los triángulos posibles, reales o pensados, no son si no copias tomadas de ese modelo original (el triángulo en sí) y, en cuanto copias son menos perfectas.
La participación. Es un concepto central, en la filosofía de Platón y en todo pensamiento de inspiración platónica e idealista. Por obra suya se ponen en comunicación los dos mundos, el mundo sensible u el inteligible. Admite Platón dos formas de participación, la 1ª. El mundo sensible forma parte, participa del mundo ideal, esto es, su realidad se encuentra en ese mundo de acusas, arquetípico, que es el mundo ideal. Pero esta participación presenta un inconveniente, existe el peligro de quedar comprometida la unidad y coherencia del mundo ideal. Si admitimos tantas ideas como cosas, y las cosas se nos muestran en distinto grado de perfección, (y algunas de ellas se nos muestran como sumamente imperfectas), entonces podemos estar tentados de admitir una imperfección en sí, ideal, que estaría en contradicción con la perfección que hemos admitido. Y alargando el argumento, admitiríamos también el mal en sí, lo feo en sí, la mentira en sí, etc. lo cual es incoherente y contradictorio, pues habría bien y mal, belleza y fealdad, verdad y error, justicia e injusticia, saber e ignorancia. (La respuesta se encontrará en el § 6)
La reminiscencia (anamnesis). Para Platón saber es recordar lo que llevamos dentro, lo vivido en una anterior existencia. Si nos preguntamos por la existencia efectiva del mundo ideal y buscamos una prueba del mismo, Platón recurrirá a la reminiscencia. En el Menón, diálogo de madurez, Sócrates, con suma maestría hará mostrar a un esclavo romo en geometría un complicado teorema matemático. ¿Cómo es posible sin conocimientos previos, sin estudiar? Porque su alma ha tenido que contemplar esas verdades en una existencia anterior, Por eso puede conocer, porque con el ejercicio (con la dialéctica), «recuerda lo ya conocido en su anterior existencia».

§ 6 LA JERARQUIZACIÓN DEL MUNDO IDEAL (2ª participación, ideal)
El mundo ideal es un mundo jerarquizado. No se crea que hay tantas ideas como cosas. Si es un mundo perfecto ¿cómo podrán existir ideas del mal, de lo feo, de lo imperfecto? No hay ni podrá haber ideas, arquetipos, ni nada que se le parezca. Platón piensa que no todas las ideas son iguales ni tienen idéntico rango. Para explicarlo recurre de nuevo al concepto de participación, pero esta vez no saldrá del mundo ideal. Una idea será más ella mismo, más buena y perfecta, cuando más participe de su ideal. En la República destaca la idea de belleza y la idea de Justicia (porque se refiere al hombre) y, por encima de ellas, se encuentra la idea de Bien, que es la idea fuente y, por ello está más allá de la esencia y del ser. Así, pues, el mal, como contrario del bien, lo feo como contrario de lo Bello, lo injusto como contrario de la Justicia, son una degradación y suponen un alejamiento total.
El bien Agathós, como instancia suprema. Es, pues, la idea de Bien, la causa, el fin y la razón última de todo. En ella se condensa la plenitud del ser. «El más sublime objeto de conocimiento, afirma, es la Idea del Bien, que asociada a las demás virtudes, las have útiles y beneficiosas» (Rep. 505 a). Al ser la idea fuente, la idea suprema se encuentra más allá del ser, porque es la fuente y origen de donde todo procede. Una metáfora platónica señala que el Bien es el sol del mundo inteligible (ideal). Y así como no vemos el sol directamente, sino que contemplamos las cosas bañadas en su luminosidad, así ocurre también con la Idea de Bien. En sí misma se nos escapa, pero es la fuente de todo lo bueno, perfecto y bello que hay en las ideas y, luego, de los diversos grados de perfección que presentan las cosas. De donde se infiere que ella, la Idea de Bien, es el principio, la causa, esa instancia suprema, ese punto último de procedencia. Reconoce Platón que la percibimos con sumo esfuerzo. Pero merece la pena, porque una vez percibida por el alma ya no se nos escapará. Entonces comprenderemos que es la causa de todo lo Bello, Justo y Verdadero que hay en este mundo (517 c). Si este mundo tiene alguna entidad es porque guarda alguna belleza, justicia y verdad; y si esto es así, es porque hay en el origen, más allá del ser, una instancia suprema. La Idea de Bien.
El Demiurgo, como arquitecto, artífice del universo. La idea de bien es la idea divina por excelencia. Con ello nos adentramos en los terrenos de la teología. En Platón no encontraremos una concepción de Dios como un Ser personal Transcendente y Absoluto, por sí podemos identificar la Idea de Bien con la Idea de Dios. Y como la Idea de Bien es una, deberemos concluir que hay en el pensamiento de Platón una convergencia de la pluralidad a la unidad, esto es, a un Dios uno y único.
Ahora bien, entre el mundo ideal, perfecto, arquetípico, y la realidad de este mundo sensible, inestable, cambiante hay un abismo. Al desconocer la idea de creación, Platón recurrirá a un Supremo artífice o Demiurgo (de demos, pueblo, casa; y érgon, constructor, artesano arquitecto) , que hizo el mundo siguiendo un modelo. El modelo lo tomó de las ideas ejemplares. De ello resulta que este mundo visible es una copia del mundo superior (ideal), y aunque el modelo era bueno, la copia resultó bastante peor, más imperfecta. De ahí la diferencia entre la eternidad de las ideas inmutables, de Dios, del alma (que es una idea caída por culpa originaria que se nos escapa y que está aherrojada en la cárcel del cuerpo) y la temporalidad intrínseca del este mundo y de las cosas que contiene.
Conclusión a la teoría de las ideas. La eternidad del mundo ideal.
El mundo físico presenta una estructura compleja, al igual que el mundo de las ideas-forma. Lo que destaca es la dualidad entre el mundo sensible y el mundo ideal. El uno es perceptible por los sentidos, el otro por la inteligencia. Uno cambiante, mudable, el otro fijo, inmutable y eterno. Uno corporal, el otro espiritual. Uno de los dos es el verdadero. Solo puede serlo el mundo espiritual, que también se encuentra dentro de nosotros, pues no es perceptible por ninguna impresión sensorial, pues los sentidos nos engañan a menudo.

SEGUNDA PARTE: EL MUNDO HUMANO
PROYECCIÓN ANTROPOLÓGICA DE LA TEORÍA DE LAS IDEAS DE PLATÓN

§ 1 Introducción. El hombre, en su conjunto, responde a lo señalado a grandes rasgos en la teoría de las ideas. El hombre es un producto del cosmos, un ente natural y, por tanto, deberá comprender los mismos ingredientes, elementos, estructuras de que se compone el cosmos. La imagen platónica del hombre, en consonancia con lo anterior, es la de un ser dual, compuesto de cuerpo (material) y alma (espiritual). El cuerpo es un producto del mundo sensible y visible, el alma procede del mundo de las ideas. La imagen del hombre, pues, es la de un cosmos en pequeño, un microcosmos, que encierra la totalidad, cuyas partes principales son el cuerpo y el alma. La relación, sin embargo, no es armónica, debido, sobre todo, a lo diferentes que son cada una de sus partes y a la poca armonía que parece existir entre ellas.
Platón busca armonizar estos elementos y, para ello, dará una «teoría del alma» que será muy fecunda para explicar luego la teoría de la virtud, de la educación y del Estado, tanto del Estado Ideal como del Estado real.
§ 2 DOCTRINA DEL ALMA
Para Platón el alma es una idea encarnada, aherrojada en la cárcel del cuerpo. Mientras el cuerpo es compuesto, el alma tiene una entidad simple, inmaterial, incorruptible e inmortal, por proceder del mundo ideal. Por eso, asegura nuestro autor, es «lo que más de divino tiene el hombre» (Fedón). Es una idea caída, debido a una culpa originaria, que no podemos recordar, por haberlo olvidado, si bien el olvido no es absoluto, total, ya que algo de ese otro mundo recordamos, por ejemplo, que hay ideas y que estas pertenecen a un mundo que no es el nuestro. En el Menón se insiste en que saber es recordar, lo que llevamos dentro y habíamos olvidado, lo que habíamos vivido en una anterior existencia, esto sólo es posible por la formación filosófica, por el estudio y el ejercicio de la dialéctica.
El mito del auriga. El alma es una, simple e inmortal. Sin embargo, se halla unida al cuerpo de un modo accidental, como el piloto a la nave que conduce, el músico a su instrumento, el conductor a su coche. Aun siendo simple, el alma presenta una proyección tripartita o, mejor, en ella podremos observar tres funciones diferentes. (No hay tres almas, sólo una en cada individuo o persona, pero esa una se proyecta de una manera plural, tripartita, resplandeciendo en todo caso la unidad del ser). En cuanto a las funciones distinguimos las siguientes de acuerdo con el «mito del auriga» (Fedón):
a] El alma concupiscible. Simbolizado por el caballo negro, que es un caballo rebelde que se resiste y rebela, difícil de tratar y dominar. Su localización es el abdomen.
b] El alma irascible. simbolizado por el caballo blanco, un caballo bueno dócil, noble, que obedece los mandatos de la razón (del auriga). Su localización, el tórax, su centro, el corazón, sede del valor, el Thimós.
c.] El alma racional. Simbolizado por el auriga que conduciendo su carro se esfuerza por armonizar las tendencias contrapuestas, el antagonismo de los dos caballos. Su localización, la cabeza, su centro el cerebro, sede del pensamiento y de la inteligencia.

§ 3 ÉTICA Y DOCTRINA DE LA VIRTUD
Ética es ciencia del comportamiento. En Sócrates y Platón hay una reflexión ética dominante, mas como ciencia autónoma, independiente, no está fijada. Con Sócrates casi toda su reflexión versa sobre la moral, sobre si la virtud puede o no enseñarse, sobre si puede o no haber una ciencia de la virtud (Menón 70 a). Platón recogerá el planteamiento socrático y lo integrará en un sistema más englobante. Su reflexión se centra en la areté (excecia, virtud) en la idea de Bien moral y en la idea de Justicia.
1] La virtud en general. En griego areté (pl. aretai, las virtudes). En un principio no tenia una significación ética. Después, en Atenas, se consideraba como un derecho de nacimiento por parte de la aristocracia. Esta cualidad se extendió a todo ciudadano ateniense con la venida de la democracia. Así, todo ciudadano ateniense, cualquiera que fuese su clase, tenía responsabilidades políticas, civiles y militares. La areté llegó a ser un asunto de auténtica reputación. Se lograba en el campo de batalla y mediante los discursos en la asamblea (oratoria), y por el poder político, la inteligencia la sophrosyne y un estilo de vida ordenado y honorable. (D. Melling. p.59)
2] El concepto platónico de virtud. Parte de Sócrates, quien interrogaba a todo el mundo (o como en el Menón (70 a) era interrogado de sopetón sobre la virtud, si es o no enseñable, si hay o no una ciencia de la virtud. En el Menón hay, como en casi todos los diálogos de Platón un planteamiento moral. Pero deberemos buscar en otros diálogos complementos obligatorios, conceptos más precisos, Gorgias, República, Político y Leyes.
La ética de Platón es eudemonista. En repetidos lugares afirma «todos los hombres aspiran a la felicidad» (Eut.278 e). Y por su dualismo, en donde el alma (lo espiritual en el hombre) domina con claridad sobre lo material, esta felicidad no podrá situarse en el plano sensible del placer, de la utilidad o de la búsqueda y consecución de honores. Todas estas cosas son, en todo caso, «medios» para una justificación superior, la felicidad, no fines en sí mismos. Ahora bien, ¿Cómo lograr la felicidad, que identifica Platón con el Sumo Bien?. Dos caminos se nos abren: 1º O entregarse uno a la vida del espíritu mediante el saber (phrónesis) que nos pone en conocimiento con el verdadero mundo, que es el mundo ideal, y en particular con la Idea de Bien, que constituye la medida exacta para distinguir lo bueno de lo malo, ya que el mal es la ignorancia, un alejamiento de la idea de Bien. 2º O en el plano practico de las acciones mediante el ejercicio de la virtud (areté) que también tiende al Bien, a la Perfección ideal.
En la riqueza interna del concepto de virtud distinguimos la «armonía»: «la virtud es semejante a la armonía» (Rep.443 d); también se destaca la virtud como salud del alma: «será una salud, belleza y bienestar del alma, y el vicio una enfermedad, fealdad, y flaqueza de la misma» (Rep.444 e); si el médico cura el cuerpo de la enfermedad, la virtud viene a ser la salud del alma, resultando de la armonía medida y proporción de la vida humana. La virtud, además, nos purifica y hace mejores, esto esta contenido en el concepto de areté como excelencia, y, finalmente, imita y nos acerca a las ideas.
§ 3 Teoría de la virtud y clases de virtudes. La teoría de la virtud corre paralela a la doctrina del alma. El fin del hombre es la felicidad, el equilibrio, el participar al máximo de la excelencia (areté) que nos acerque al esa Idea fuente que es el Bien. Para lograrlo deberemos poner en equilibrio y armonizar cada una de las partes en que se proyecta la actividad anímica sobre nuestro cuerpo.
a] Hay una parte dominada por las bajas pasiones, que tiende a excederse, a rebasar todo límite. Es la esfera de actuación del alma concupiscible. Si domina esta parte todo el ser humano queda supeditado a sus bajas pasiones y, por tanto, imposibilitado para alcanzar una vida superior. Como tiende a excederse, requiere ser refrenada, y cuando esto ocurre, esta parte alcanza un funcionamiento correcto, una excelencia (areté): la moderación (sophrosyne). La moderación de los sentidos, no la supresión, es la condición de su satisfacción. Aquí Platón recoge una idea griega muy antigua que se resume en el: «nada en demasía».
b] Hay otra parte no menos importante cuyo centro se ubica en el corazón. Ahí tienen su sede las pasiones nobles y elevadas, así como los sacrificios desinteresados que hacen que las ciudades se mantengan, porque los ciudadanos, cumpliendo con su deber, las defienden del enemigo exterior. Es la esfera del alma irascible, que tiene, a su vez, un funcionamiento correcto, una excelencia: el valor (andria) «Llamaremos valeroso a aquel que a través de dolores y placeres, lo irascible conserve el juicio de la razón sobre lo que es temible y sobre lo que no lo es» (Rep.442 c) Este valor se encuentra a medio camino de la cobardía y de la temeridad.
c] En esta parte el centro se sitúa en la cabeza, sede del alma racional. Este alma racional se mueve en dos ámbitos: el del conocimiento y el de la acción. En el ámbito del conocimiento Platón admite una virtud o excelencia teorica, la sabiduría (sophía) por ella puede conocerse lo que uno es, y lo que lleva dentro de sí y, mediante la dialéctica puede ponerse en contacto con el mundo superior (ideal). Pero además de pensar obramos. El conocimiento posibilita poder obrar en consecuencia, saber cuando hay que actuar y cuando abstenerse, cuando hablar y cuando callarse. Esta es la virtud de la prudencia (phronesis).
d] En fin, cuando se logran que todos estos elementos o partes tengan un funcionamiento correcto, perfecto, esto es, cuando las partes inferiores se subordinan al poder efectivo de la razón, en su doble aspecto de sabiduría y prudencia, entonces brota en su plena majestad una nueva virtud: que será, precisamente, la virtud del equilibrio: la Justicia (Diké). La Justicia es la virtud que equilibra las partes con el todo. Así pues, hombre justo es el hombre equilibrado y, por tanto, siendo consciente de haber alcanzado la suprema perfección, feliz.

§ 4.— Las clases de virtud. Si enumeramos las virtudes por su importancia, tenemos:
1º.—La Justicia. Es una virtud general que comprende las demás virtudes en el orden individual y social (político). En virtud de ella, se armonizan y subordinan las partes al conjunto y se asigna a cada parte la función precisa que le corresponde dentro del todo. El orden establecido por ellas es fiel reflejo del cosmos, pues allí, en el cosmos, impera y resplandece en su armónica majestad, una Justicia cósmica. Por la Justicia nos asemejamos a lo que es invisible, divino, inmortal y sabio (Rep.444 d).
2º.—La Sabiduría o Prudencia. Es la virtud propia del alma racional, que es lo más divino que hay en el hombre (Rep.590 d). Su fin son las cosas superiores y divinas, aquellas que se encuentran en el mundo ideal, y su función en el orden práctico, es regular y dirigir las acciones humanas y preparar al alma para la contemplación del mundo superior.
3º.—La Fortaleza o Valor. Corresponde al alma irascible cuyo centro se sitúa en el corazón, y su función es conducir las nobles pasiones del hombre hacia un fin.
4º.—La Moderación o Templanza. Corresponde al alma concupiscible que se halla situada en el abdomen sede de las bajas pasiones. Su finalidad, regular mediante la moderación, los actos de esta parte del alma, poniendo orden y armonía, gracias a la liberación, por parte del hembrita las bajas pasiones que le encadenan de por vida a la corporalidad y a la materialidad, practicando con ello la verdadera liberación del cuerpo. El cuerpo no es sólo la fuente de todo error sino la fuente de todo mal.
Estas cuatro virtudes cardinales: Prudencia, Justicia, Fortaleza, Templanza, serán recogidas por el Cristianismo. Pero, además, en Platón hay otras virtudes, el conocimiento, la piedad, el arte, etc, y, como contraposición a las virtudes, Platón habla de ciertos vicios, entre los que destaca: la ignorancia, la injusticia, «una suerte de lucha de facciones entre las tres partes del alma» (Rep.444 b), la cobardía, la molicie, la maldad, la adulación, la envidia, etc.

§ 4 LA POLITEIA. DOCTRINA DEL ESTADO. El orden que hemos seguido hasta aquí en la exposición no corresponde enteramente al orden seguido por Platón, si bien es bastante fiel a su sistema. En la República, sin embargo, sigue un orden distinto. Parte del problema del Estado y, después, se harán inferencias al hombre como ser individual o a las virtudes del individuo. Hemos obrado así por razones sistemáticas, pues la doctrina de Platón es aquella que queda englobada en el conjunto de sus diálogos y no en uno de ellos, por importante que este sea, como es el caso de la República, obra extensa donde se encuentra todo. En este libro, los grados del saber vienen después del tratamiento de la Justicia.
1.— El Estado Ideal como macroantropos. La imagen del Estado que se hace Platón es la imagen del hombre. El hombre, como hemos visto, es una totalidad compuesta de las partes integrantes del universo (un microcosmos), el Estado será también una totalidad, pero en grande, (un macroantropos), pues contiene los mismos ingredientes que tiene el hombre como ser individual, solo que aumentados y proyectados en un plano social, colectivo, mas abarcador y extenso, pero que también es fiel reflejo del mundo ideal.
2.—Las partes del Estado. Para la construcción del Estado Ideal, apelará Platón a la teoría del alma y a la teoría de la virtud, que vimos aparecer en el individuo, señalan do que es válida para la concepción del Estado como totalidad. El alma, en su unión con el cuerpo, da lugar a tres tipos distintos de proyección, y de ahí la posibilidad de tres funcionamientos perfectos (aretai). Lo mismo ocurrirá en el plano social y político. Hay en el Estado:
1º.— Un elemento concupiscible, que corresponde a la clase social inferior que, a su vez, es la más numerosa, compuesta por el conjunto de agricultores, ganaderos, artesanos, carpinteros, tejedores, comerciantes, navegantes, etc. Su alma es pasiva, pueden poseer bienes particulares y tener hijos en el seno de la familia. Su virtud, en el plano social, esto es, como clase, será la moderación, con el fin de lograr una mejor subordinación al todo.
2º.— Un elemento fogoso, colérico, emparentado con el alma irascible que, en su proyección social, colectiva, corresponderá a la clase de los vigilantes o auxiliares, que tendrán por misión velar por la seguridad de la ciudad, defendiéndola de los enemigos y haciendo cumplir las leyes. Su alma es más activa; exige una preparación que no se pide a los integrantes de la clase social inferior, entre otras razones porque de esta clase saldrán los que integren la clase superior de los filósofos o gobernantes. Como clase social tiene un funcionamiento correcto, una excelencia, el valor, la fortaleza
3º.— El elemento intelectivo y racional, emparentado con la sabiduría y prudencia, situada en el cerebro del individuo, será también el cerebro de la ciudad, esto es, su elemento rector y director, el más elevado, en el plano social y político. En este plano dará lugar a la clase de los gobernantes o filósofos, cuya misión consistirá velar por el cumplimiento de las leyes, y en dar leyes justas cuando sea necesario. La virtud propia de este estado, son las virtudes del buen gobernante: la sabiduría, porque sin conocimiento no se va a ninguna parte; y la prudencia, porque es la virtud política por excelencia, de modo que el gobernante sepa en todo momento cómo, cuando y dónde intervenir.
4º.— La Justicia. La ciudad Ideal, cuando las partes se subordinan al todo, resplandece entonces una nueva virtud: la Justicia (Diké) pero ahora se despliega en el plano de lo social y político. Platón dará varias definiciones de Justicia. Pero insiste en la idea de armonía, como idea fontal, de modo que la ciudad ideal que persigue hacer inteligible, será una ciudad justa, donde resplandezca la unidad del conjunto gracias a la subordinación de las partes, donde cada clase conozca su misión y su finalidad como clase, dentro del conjunto, inscritas en el todo. Una ciudad, en fin, donde una persona como Sócrates, el mejor de los hombres griegos, pueda vivir en libertad, sin amenazas, sin maquinaciones, sin condenas por presuntos delitos de opinión.
Resumen: Las tres clases sociales que configuran la estructura del Estado, funcionan de manera análoga a las virtudes, que son cuatro, pues se añade la virtud de la Justicia, y que, como hemos visto, presentan a su vez una proyección social y política además de individual. La Polis ideal de Platón será un estado carente de lujos que hoy se consideran básicos en un hombre civilizado. Es una comunidad de trabajo para satisfacer las necesidades básicas, primarias, de una no excesiva población: comer, beber, vestirse, cobijarse, etc. El Estado no se preocupará de satisfacer todas las posibles apetencias de sus súbditos, no promoverá la codicia humana, será una comunidad sumamente frugal. Esta será la comunidad verdadera y sana.

§ 5 LAS ENFERMEDADES DEL ESTADO
Platón, a la hora de concebir el Estado Ideal recurrirá a un nuevo mito que encontramos en Hesiodo. El mito alegoría de las razas, que resume los tres estamentos (clases) en que se estructura y que sirve a su vez para examinar las enfermedades que le pueden aquejar, como organismo vivo que es, y el proceso de decadencia y degradación a que está sometido. La secuencia es: Aristocracia — Timocracia (nobleza guerrera) —oligarquía (plutocracia, gobierno de los ricos) — Democracia (Régimen de la libertad) — Anarquía (consecuencia) — Tiranía (resultado necesario)
El Estado optimo es el Estado Aristocrático, entendido como gobierno de los mejores en sabiduría y virtud, si es hereditario, tenemos una monarquía. Como organismo vivo que es está sujeto a degeneración. Aparece el Estado Timocrático, primera etapa de la degeneración del Estado Aristocrático. Representa la nobleza guerrera, en particular, el estado espartano y cretense, que es una mezcla de aristocracia y oligarquía, pero tiene una característica, la rivalidad, la competencia.
La 2ª etapa en la degeneración del Estado Aristocrático, forma la Oligarquía. Se agudiza la división en dos clases sociales, los ricos y los pobres, donde éstos son gobernados por los ricos. El fin no es ni la verdad, ni la nobleza, sino el dinero. Lo que trae consecuencias indeseables, luchas partidistas, tensiones entre ricos y pobres, ineficiencia, despojos, delitos. El individuo superior, que corresponde a su alma más elevada, (el alma racional, que tiene como virtud la justicia, la prudencia) queda esclavizado por el elemento apetitivo y amante del dinero, y de las comodidades y placeres que le procuran. Avaricia.
En la 3ª etapa recalamos en la Democracia. La persecución de la riqueza por unos pocos conduce a la creación de una gran clase de desposeídos que, en un momento determinado, parecen percatarse de su fuerza, y despojando los pobres a los ricos de su riqueza, se quedan con el poder. Todos serán ciudadanos, todos podrán formar parte del gobierno, en general, por sorteo, (Rep.557 a). La democracia es una especie de régimen placentero, plural, anárquico y vario que concede la misma igualdad tanto a los que son iguales como a los que no lo son. Todos, pues, serán capaces de regir el Estado. El fundamento de la democracia es la libertad. Una libertad que se ama en demasía, por lo que lleva su propia hybris, se trastocan los valores, y la anarquía se adueña de la situación: un régimen donde no hay leyes, donde cada cual hace lo que le viene en gana. Y de la anarquía se pasa a la Tiranía.
La Tiranía es la 4ª etapa. Alguien, finalmente, se declara «campeón del pueblo», y con la excusa de defender sus interés, durante algún tiempo se interesa por él, pero sólo hasta que acaba con la situación anárquica y caótica, y se hace con el poder. Entonces el «campeón popular» se convierte en tirano. Esto no tiene por qué ocurrir de inmediato. Al principio es amigo de todo el mundo. Dice tener en su mano la solución de todos los problemas. Luego, se ve que teme y aparta a los mejores, o los elimina, para no tener competidores que le lleven la contraria en asuntos de interés. Luego, libera a los esclavos o contrata extranjeros para su guardia personal (en ausencia de los mejores y porque no confía en los de su propia patria). Finalmente, despoja los templos y, una vez despojados, se enfrenta con la canalla que lo aupó. Así, la plebe, por querer escapar del humo, suele caer en el fuego de la tiranía y allí se abrasa.

§ 6 EL PROBLEMA DE LA EDUCACIÓN
Para llevar a cabo el estado Ideal se precisa de un instrumento, la educación. Irá dirigida a las clases superiores, y correrá a cargo del Estado. El programa inicial tiene dos partes: entrenamiento físico que tiende a endurecer el carácter, y educación mental através de la poesía y de la música, que penetra con especial profundidad en el alma, y tiende a ablandarlo. Su fin una armoniosa combinación de virilidad (valor), y moderación (dominio de sí, virtud emparentada con la sabiduría). El segundo ciclo, a partir de los 20 años. Los menos dotados, serán auxiliares. Los mejores prosiguen su formación durante 10 años, estudiando matemáticas: aritmética, logística, geometría, astronomía, música. El tercer ciclo, comprende una nueva selección, los que quedan serán los guardianes, los que pasan a la nueva clase, continuando su formación serán los gobernantes o filósofos que estudiarán, sobre todo, la Dialéctica.

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